UNA HERIDA PROFUNDA

Cierto día me puse a pensar en el estribillo de una canción  que dice así: 
Mi corazón herido Que sangra de amor Que sangra de amor 
Escucha sus latidos Y calma el dolor por Dios.
 Mi corazón herido Que pide tu vos que pide tu vos no quiere amor fingido tu sabes que no que no...
 Cuando regresaras Cuando te acordaras Y cuando, cuando Volverás a curar mi dolor… (Leo Dan)
La mayoría  de las canciones reflejan el dolor y el sufrimiento por la traición amorosa.  Muestran las heridas causadas por el alejamiento de aquella persona que era: “nuestra media naranja”.
 Las heridas sentimentales nos traen la angustia, la angustia nos provoca tristeza, la tristeza nos hace vivir afligidos, y la aflicción hace que nuestros días transcurran llenos de gemidos,  nuestras fuerzas desfallecen de tanto dolor y sufrimiento. Después de cantar la canción de Leo dan  estamos recitando la siguiente plegaria:
Ten piedad de mi, Señor, pues estoy angustiado; 
Mis ojos languidecen de tristeza.
 Mi vida se consume en la aflicción y mis años entre gemidos,
 Mi fuerza desfallece entre tanto dolor y mis huesos se deshacen. (Salmo 31,10-11)

¿Que hacer cuando hay una herida profunda?
En la escuela el profesor decía a sus alumnos:  
-Bueno ya les explique  cuando se usa  la coma en una oración y cuando se usan los puntos.  Ahora llega el tiempo de las preguntas niños, ustedes me van a responder todo lo que les explique. Y termina preguntando: ¿Cuándo se usan los puntos?
-Un segundo, tres segundos, treinta segundos y nadie respondía.  Al final uno de ellos toma valor y puesto en pie dice con firmeza:
-“Los puntos se usan cuando hay una herida profunda”. 
Esta respuesta tiene mucho de verdad y actualidad, cuando la herida es profunda, cuando la herida no para de sangrar, hay que usar los puntos. Hay que recurrir al Medico Divino, cuando la herida se resiste a sanar. Nuestro medico Jesucristo está presto para ser nuestro cirujano, El esta esperándonos en la clínica del alma para hacernos ¡YA! La intervención y operación espiritual de nuestro corazón.
Nuestra actitud  ante la llegada del médico del alma tiene que ser la siguiente:
  “! Examíname!, oh Dios mira mi corazón” (Salmo 139,23)
No te preocupes si tu herida y dolor lleva días y meses,  es necesario que esta sangre por que la herida que sangra evita la infección (Proverbios 20,30)
-En nuestro dolor y sufrimiento busquemos consuelo en la Palabra de Dios:
“Este es mi consuelo en mi miseria que tu palabra me vivificara” (Salmo 119,50)
No cometas el error de recurrir a falsos médicos, no te equivoques al querer sanar la herida de una traición con otra relación amorosa, no quieras sanar tus heridas con el alcohol,  la sanación de tus heridas sin Jesucristo solo serán pasajeras, la paz que te darán solo será breve la palabra de Dios nos lo dice así: Curan solo por encima la herida de la hija de mi pueblo, diciendo: ¡Paz, paz! Siendo que no hay paz (Jeremías 8,11)

Si tu vida está llena de heridas, si todo tu cuerpo lleva las marcas del dolor y sufrimiento:
Desde la planta de los pies hasta la cabeza no te queda nada sano; solo heridas, golpes, llagas vivas que no han sido envueltas ni vendadas ni aliviadas con aceite (Isaías 1,6)
Es hora de la cirugía, Es tiempo de usar los puntos,  Jesucristo quiere usar los puntos para curar esa herida profunda que tienes.  Luego de la cirugía estoy seguro que tú podrás decir con emoción:
“Mi curación  no se debió a hierbas o a pomadas sino a tu palabra, Señor, porque tu lo sanas todo”  (Sabiduría 16,12) Amen



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