En la segunda guerra mundial, al caer bombas japonesas sobre Darwin
(Australia), en 1942 un hospital fue evacuado a toda prisa. Cuando el médico
que estaba encargado de una sección se disponía a salir vio a una enfermera
escarbando en uno de los cajones de la cómoda de su cuarto. !doctor! le grito ella no encuentro mi
dentadura postiza !dese prisa! contesto el !Están arrojando bombas y no
emparedados!...
Los miembros de la iglesia de Cristo, estamos librando una batalla
espiritual, esta batalla es cruenta y violenta, los enemigos se encargan todos
los días de lanzar bombas y misiles con el objetivo de aniquilar y destruir
nuestras almas.
Parece que no conocemos o entendemos el peligro que enfrentamos todos los
días, en nuestros grupos de oración, en las parroquias, en las comunidades
lamentablemente muchos fieles en lugar de equiparse con las “ARMAS de DIOS” y
luchar el combate espiritual, se dedican a organizar rifas, en nuestras comunidades se hacen almuerzos,
cafecitos y muchos eventos que no están ayudando para nada a salvar almas para
Cristo. Mientras nosotros andamos entretenidos en acciones ajenas a esta
guerra, muchos hermanos en la fe son abatidos en el combate, miles de almas son
destruidas por las bombas que los enemigos del alma arrojan sin piedad sobre
todos los bautizados.
Amigos y compañeros de esta batalla
espiritual, les recuerdo que estamos peleando la batalla de la fe, San Pablo
experimentado soldado le aconseja a Timoteo y también a nosotros:
“Pelea la buena batalla de la fe; no dejes escapar la vida eterna. (1ra Timoteo 6,12)
“Pelea la buena batalla de la fe; no dejes escapar la vida eterna. (1ra Timoteo 6,12)
Hoy mis amigos revistámonos del uniforme
espiritual, hoy como soldados pongámonos a disposición de nuestro capitán
Jesucristo, y peleemos este combate, auxiliemos también a nuestros hermanos en la fe que son heridos,
ayudemos a salvar almas para Cristo.
Recuerda mi hermano “están lanzando bombas” “no
hamburguesas”, por tanto equipémonos y usemos toda la armadura de Dios:
“Por
último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse
toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del
diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres
humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan
este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones
celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la
armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el
fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con
el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y
calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además
de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las
flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de
la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
Oren en
el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y
perseveren en oración por todos los santos. (Efesios 6,10-18).
Amen
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