En clases de matemáticas, el profesor plantea el siguiente
problema matemático a uno de sus alumnos le pregunta:
-Tavito, si tu papa debe 80 $us al panadero, 120 al lechero,
250 al carnicero, 1250 $us de alquiler, que debe?
-El niño piensa, suma con los dedos, se le acaban los dedos
y vuelve a sumar, no lograba dar con la suma total, cuando de pronto se le
ilumina el rostro y dice sonriendo: “lo que debe es salir huyendo de la ciudad…”
¿Usted
está pagando algo? ¿Tiene deudas, le debe a alguien? Muchas personas tienen
problemas financieros, están cubriendo algún
crédito, y la situación es muy crítica por que están
por quitarles la casa y el auto por falta de pago. El saber que no tenemos con qué pagar nos quita el hambre,
el sueño, y somos presa fácil de la
depresión. Quien más de una vez, quiere salir huyendo, quien no quiere huir
lejos de las deudas…
Las deudas económicas,
amigos míos, aunque difíciles son
posibles de pagarse. Sin embargo, Hay una deuda que ninguno de nosotros puede cubrir
y esta es la deuda del Pecado. El Pecado heredado, lo mismo que nuestras maldades, nuestras rebeldías, nuestra forma de vida según “San Yo”,
nos hace imposible pagar esta deuda tan horrible ante los ojos de Dios.
Cuando uno no paga una
deuda financiera, le quitan sus bienes, sus propiedades. El no pagar la deuda espiritual hace que nos
quiten el alma y perdamos para siempre la vida eterna.
Pero atención la Buena
Noticia es que hay alguien que sí puede
pagar, hay alguien que incluso ya pagó por nosotros. Lea con atención el siguiente pasaje de la
escritura. Colosenses 2,13-14 “Ustedes
en otro tiempo, estaban muertos
espiritualmente a causa de sus pecados y por no haber sido circuncidados; pero
ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, en quien nos ha perdonado
todos los pecados. Dios canceló la deuda que había contra nosotros y que nos obligaba con sus requisitos
legales. Él Puso fin a esa deuda clavándola en la cruz.”
El salario del Pecado es
la muerte, pero el regalo de Dios, lo
grandioso de nuestro amado Dios, es que al vernos como ovejas llevados al
matadero, envió a su hijo Jesucristo, para
que el pagara nuestra deuda. Me lleno de alegría, cada vez que leo Col 2,14 “Dios canceló la deuda que había contra nosotros y que nos obligaba con sus requisitos
legales. Puso fin a esa deuda clavándola en la cruz.”
Unidos a su hijo
Jesucristo, Dios pone en nuestra factura
espiritual: -¡CANCELADO! ¡PAGADO! ¡Gloria a Él!
Jesucristo pagó nuestra
deuda con el sacrificio en la Cruz. Él nos dice, Arrepiéntanse y dejen de sufrir, dejen de angustiarse.
Agustín, no debes nada.
Tomas, no debes nada.
Catalina no debes nada.
Cecilia no debes nada. Todo está cancelado, todo está pagado. Mira hacia el calvario, mira hacia la cruz, los
clavos que traspasan mis manos, escriben con sangre: PAGADO, CANCELADO.
¿Quieres que se cumpla esto?
Pide perdón a Dios por
todas tus faltas, Arrepiéntete, ama a Dios por sobre todas las cosas, acércate
a Él. Acércate a la cruz, y recoge tu
factura que dice desde hace mucho tiempo
¡PAGADO, CANCELADO!
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