Lidubina, La mujer de
Lidubino un famoso boxeador
profesional comentaba: "Esto
de estar casada con un boxeador es de veras emocionante. Cada vez que vuelve a
casa después de una pelea parece un hombre distinto"…
En el combate de la vida
muchas veces vamos a llegar a casa como
decía Lidubina: “DIFERENTES”
Somos boxeadores
espirituales, en este combate muchas veces somos heridos, somos atacados por
sorpresa por los enemigos del alma, estos nos causan muchos golpes y heridas.
Ante un eventual combate espiritual no tenemos
que desanimarnos.
Nuestro entrenador Jesucristo nos recuerda que no
estamos desamparados: “Y yo le pediré
al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté
siempre con ustedes” “No los voy a dejar huérfanos”
(Jn 14,16.18)
Que emoción mis amigos,
tenemos dos defensores, dos entrenadores: Jesucristo y el Espíritu Santo, que nos
ayudan en este combate de la vida.
Es cierto que después de un
combate todo es diferente:
-Hay quienes han perdido una
esposa (o)
-Otros han perdido hijos
-Otros han sido traicionados
por sus mejores amigos y seres queridos.
Nada va a ser igual en el
combate de la vida, por experiencia les advierto que se pierden tesoros
valiosos a lo largo del combate espiritual
Quien les escribe lleva
luchando más de 17 años, en todo este tiempo he peleado, he sido herido en el
combate, derrame muchas lágrimas, hubo mucho dolor y sufrimiento, pero ante
todo esto lo que me hizo perseverar es
recordar que Jesucristo, peleo, lucho, venció y continua luchando a mi lado y
al lado de todos ustedes, recuerden siempre lo que nos dejó escrito: “yo estaré
con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28,20)
“En el mundo, ustedes habrán de sufrir; pero
tengan valor: yo he vencido al mundo”. (Jn 16,33)Amen
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