“
Tres amigos platicaban sobre lo que sus hijos serian de grandes:
El primero decía: Mi hijo será
abogado, pues discute mucho.
El segundo dijo: Creo que el mío será veterinario, se la pasa cuidando
animalitos.
¿Y el tuyo? Le preguntaron al tercero.
Este muy convencido dice: Creo que será camarero, porque lo llamo y lo
llamo y no viene…
Cuantas veces a lo largo de nuestra vida, Dios nos habrá hecho diversas
llamadas
Reiteradamente el Señor nos invita a
cambiar de vida
En fin pasaran los días, pasaran los años y este llamado permanecerá hasta
que dejemos de respirar.
Hoy recién puedo darme cuenta que el Señor me llamo muchas e infinidad de
veces, ¿Qué hice yo ante estas llamadas?
Simplemente las ignore, simplemente me hice el sordo y seguí mi camino
durante varios años rechazando el amor
de Dios
Quizás tú también eres de los que muchas veces ha rechazado el llamado de
Dios,
Puede ser también que muchas veces los ruidos de tu vida agitada te hayan
impedido escuchar a Dios.
Hoy mi amigo (a) es el momento oportuno para escuchar la voz de Dios
Hoy es el día para cambiar el rumbo de tu vida.
Cuando algún familiar o amigo nos llama
e invita a una fiesta, una cena o un asado, seguro acudimos con prontitud y
entusiasmo.
Pues te cuento que Jesucristo está preparando una fiesta que no se acabara,
esta fiesta y banquete será eterno. A esta
fiesta somos llamados e invitados todos sin distinción de raza.
Y les dijo a los sirvientes: “La fiesta de bodas
está lista y las personas a las que invité no son dignas de tal honor. Ahora salgan a las esquinas de las calles e inviten a todos los que
vean” (Mt 22,8-9)
Con alegría y emoción digámosle al Señor:
“Si Señor acepto la invitación”
“Si Señor acepto el llamado que me haces”
“A partir de hoy ya no te hare a un lado en mi vida”
“Desde este momento tu serás mi Rey, mi Señor y mi Salvador.
Recuerden lo que dice:
“Cuando oigan hoy su voz, no endurezcan el corazón como lo hicieron los
israelitas cuando se rebelaron” (Hebreos 3,15)
Amen.
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