Efesios 5,23.25.28 El hombre es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo salvador. Que la esposa, pues, se someta en todo a su marido, como la iglesia se somete a Cristo
“Maridos, amen a sus esposas, como Cristo amo a la iglesia y se entrego a si mismo por ella.
Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa es amarse a si mismo.
Sin duda alguna que la palabra que necesita un matrimonio para que funcione es el: AMOR, al escuchar esta palabra seguro más de una mujer, recuerda cuando su amado esposo le cantaba con mucha emoción:
“Te amare toda la vida, todos los años, los meses y los días mientras pueda latir mi corazón”
Eso era mucho, pero mucho tiempo atrás, ahora cambio esa romántica frase por una no tan romántica, esta frase que mas de un esposo piensa de su esposa dice mas o menos así: “Hasta cuando tendré que soportarte” “ya me tienes cansado” o quizás algunos le dicen a su esposa, lo que dicen que Adán le dijo a Eva, cuando tuvieron su primera discusión.
¿Saben que le dijo Adán a Eva luego de su primera discusión?
Dice que Adán le dijo:
-“No te enojes conmigo, no te me hagas la de difícil carácter, mira que todavía me quedan varias costillas para hacerme otra esposa”
En estos tiempos que vivimos, se nos pone muy difícil, mantener el amor y la unión en el matrimonio, atrás y lejos quedaron los momentos en que nos faltaba el tiempo para compartir con nuestra pareja, hoy el tiempo parece infinito, inacabable, el tiempo al lado de nuestra esposa o esposo parece tedioso e interminable.
Un día Liduvina, la esposa enamorada, estaba celebrando sus 25 años de matrimonio junto con su esposo, su amado “Liduvino”,
Lidubina muy emocionada, aun enamorada y con cara de corazón pregunta a su esposo:
“Mi amor, ¿Es cierto que estos 25 años de matrimonio han sido para ti como 25 minutos?
Y Liduvino, muy triste y fríamente responde:
Si Liduvina, estos 25 años de matrimonio han sido para mi como 25 minutos, pero como 25 minutos bajo el agua, largos e interminables…
Es difícil mantener la llama del amor en el matrimonio, es complicado seguir amando a nuestra pareja, y todo ello debido a que cuando va pasando el tiempo, a medida que pasan los años, vamos conociendo todos sus defectos y errores, y decimos:
“Por que me casaría con ella, por que me casaría con el, si lo hubiera conocido antes no me casaba jamás”
La triste realidad de muchos matrimonios es que el hombre y la mujer ideal, el hombre y la mujer de nuestros sueños hermosos, se han convertido ahora en la pesadilla de nuestra vida y de nuestros sueños.
Un día Liduvino después de tantas pesadillas, decide divorciarse de Liduvina.
Liduvina, a pesar de los años de matrimonio, aun amaba a liduvino, por ello llora mucho, Sin el amor de su esposo los días eran como una noche para ella, era tanta la tristeza que su rostro no podía ocultar la amargura y el dolor de la separación, un día se encuentra con Atanasia su amiga de la infancia, Atanasia al verla tan mal y amargada le pregunta:
¿Qué te ha pasado? ¿Por que estas tan demacrada?
Lidubina, sollozando le dice:
-Me separe de mi esposo, por eso estoy así, por que perdí un gran amor.
Entonces Atanasia, dice: Tan grande era tu amor?
Sí, dice lidubina, era grande mi amor, media 2 metros de altura…
No se en estos momentos que tamaño, que dimensión aun tenga el amor por su esposa o esposo,
No permita que el gran amor por su pareja se apague y se extinga, no deje que muera el amor, por su esposo o esposa,
Para que este amor nunca muera, tendrá que aprender a amar, pero esta vez amar al que nos creo, para mantener el amor por nuestra pareja a pesar de sus errores y defectos, debemos aprender amar al creador del Amor, amar primero a Dios, y luego el Espíritu Santo encenderá y avivara en nuestro corazón, aquella pequeña chispa de amor que aun queda, y la convertirá en una hoguera de amor.
Oración: Señor, en este día te presento mi matrimonio y todos los matrimonios que están pasando por dificultades, los matrimonios que están a punto de divorciarse, Señor ten misericordia de cada uno de ellos, no permitas que haya ruptura y división en el matrimonio, Señor te pedimos que por medio del Espíritu Santo, enciendas aquella llamita de amor, que aun arde en los corazones de todos aquellas personas que un día juraron en el altar amarse hasta que la muerte los separe, Enciende Señor el fuego del amor en nuestros corazones, para poder así aprender a amarte a ti y luego aprender también a amar a nuestra esposa (o) hasta la muerte, Gracias Señor. Amen.
“Maridos, amen a sus esposas, como Cristo amo a la iglesia y se entrego a si mismo por ella.
Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa es amarse a si mismo.
Sin duda alguna que la palabra que necesita un matrimonio para que funcione es el: AMOR, al escuchar esta palabra seguro más de una mujer, recuerda cuando su amado esposo le cantaba con mucha emoción:
“Te amare toda la vida, todos los años, los meses y los días mientras pueda latir mi corazón”
Eso era mucho, pero mucho tiempo atrás, ahora cambio esa romántica frase por una no tan romántica, esta frase que mas de un esposo piensa de su esposa dice mas o menos así: “Hasta cuando tendré que soportarte” “ya me tienes cansado” o quizás algunos le dicen a su esposa, lo que dicen que Adán le dijo a Eva, cuando tuvieron su primera discusión.
¿Saben que le dijo Adán a Eva luego de su primera discusión?
Dice que Adán le dijo:
-“No te enojes conmigo, no te me hagas la de difícil carácter, mira que todavía me quedan varias costillas para hacerme otra esposa”
En estos tiempos que vivimos, se nos pone muy difícil, mantener el amor y la unión en el matrimonio, atrás y lejos quedaron los momentos en que nos faltaba el tiempo para compartir con nuestra pareja, hoy el tiempo parece infinito, inacabable, el tiempo al lado de nuestra esposa o esposo parece tedioso e interminable.
Un día Liduvina, la esposa enamorada, estaba celebrando sus 25 años de matrimonio junto con su esposo, su amado “Liduvino”,
Lidubina muy emocionada, aun enamorada y con cara de corazón pregunta a su esposo:
“Mi amor, ¿Es cierto que estos 25 años de matrimonio han sido para ti como 25 minutos?
Y Liduvino, muy triste y fríamente responde:
Si Liduvina, estos 25 años de matrimonio han sido para mi como 25 minutos, pero como 25 minutos bajo el agua, largos e interminables…
Es difícil mantener la llama del amor en el matrimonio, es complicado seguir amando a nuestra pareja, y todo ello debido a que cuando va pasando el tiempo, a medida que pasan los años, vamos conociendo todos sus defectos y errores, y decimos:
“Por que me casaría con ella, por que me casaría con el, si lo hubiera conocido antes no me casaba jamás”
La triste realidad de muchos matrimonios es que el hombre y la mujer ideal, el hombre y la mujer de nuestros sueños hermosos, se han convertido ahora en la pesadilla de nuestra vida y de nuestros sueños.
Un día Liduvino después de tantas pesadillas, decide divorciarse de Liduvina.
Liduvina, a pesar de los años de matrimonio, aun amaba a liduvino, por ello llora mucho, Sin el amor de su esposo los días eran como una noche para ella, era tanta la tristeza que su rostro no podía ocultar la amargura y el dolor de la separación, un día se encuentra con Atanasia su amiga de la infancia, Atanasia al verla tan mal y amargada le pregunta:
¿Qué te ha pasado? ¿Por que estas tan demacrada?
Lidubina, sollozando le dice:
-Me separe de mi esposo, por eso estoy así, por que perdí un gran amor.
Entonces Atanasia, dice: Tan grande era tu amor?
Sí, dice lidubina, era grande mi amor, media 2 metros de altura…
No se en estos momentos que tamaño, que dimensión aun tenga el amor por su esposa o esposo,
No permita que el gran amor por su pareja se apague y se extinga, no deje que muera el amor, por su esposo o esposa,
Para que este amor nunca muera, tendrá que aprender a amar, pero esta vez amar al que nos creo, para mantener el amor por nuestra pareja a pesar de sus errores y defectos, debemos aprender amar al creador del Amor, amar primero a Dios, y luego el Espíritu Santo encenderá y avivara en nuestro corazón, aquella pequeña chispa de amor que aun queda, y la convertirá en una hoguera de amor.
Oración: Señor, en este día te presento mi matrimonio y todos los matrimonios que están pasando por dificultades, los matrimonios que están a punto de divorciarse, Señor ten misericordia de cada uno de ellos, no permitas que haya ruptura y división en el matrimonio, Señor te pedimos que por medio del Espíritu Santo, enciendas aquella llamita de amor, que aun arde en los corazones de todos aquellas personas que un día juraron en el altar amarse hasta que la muerte los separe, Enciende Señor el fuego del amor en nuestros corazones, para poder así aprender a amarte a ti y luego aprender también a amar a nuestra esposa (o) hasta la muerte, Gracias Señor. Amen.
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