Colosenses 3,23 “Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.Te vas a portar bien, no te olvides que tienes que tener buen comportamiento, en la visita que haremos a la casa de los abuelos, reiteraba Aquileo a su pequeño hijo Aquilito.
Efectivamente ese día Aquilito tuvo un buen comportamiento en la visita a casa de sus abuelos.
Al retornar a casa pregunta a su papa:
-¿Qué te pareció mi comportamiento? ¿Me porte bien papa?
Aquileo elogia a su hijo por su buen comportamiento diciéndole: “te portaste excelentemente Aquilito”.
Inmediatamente el niño aprovechando la ocasión dice a su papa:
-Te puedo pedir un favor querido Papito.
Por supuesto hijo, que quieres que haga por ti, dice Aquileo
Y el niño con picardía reflejada en el rostro dice:
Ya que este día me porte bien, quiero pedirte permiso para portarme mal el resto de la semana…
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Sucede en la iglesia de Cristo con los feligreses, que vamos a misa el domingo, al salir del templo creemos haber cumplido con Dios, nos sentimos orgullosos de portarnos bien por una hora, nos parece que es suficiente, y luego como el niño de la anécdota anterior, en nuestro interior decimos a Dios:
Señor ya me porte bien, ya cumplí con asistir al templo, ahora me puedo portar mal el Lunes, el Martes, y por el resto de la semana.
Colosenses 3,23 nos recuerda que como hijos de Dios, tenemos el deber de portarnos y hacer el bien, no solo una hora a la semana, sino que en todo momento, todas nuestras acciones, tienen que ser de corazón, como para El Señor. O sea que hay que portarse bien y realizar buenas acciones:
Desde las 0 hasta las 24 horas,
De Lunes a Domingo,
De Enero a Diciembre
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