SOY UNO DE ELLOS

En su proclamación decía: “Después de mi viene uno más poderoso que  yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua; pero él los bautizara con el Espíritu Santo.  Por aquellos días Jesús salió de Nazaret, que está en la región de Galilea, y Juan lo bautizo en el Jordán. En el momento de salir del agua, Jesús vio que el cielo se abrí y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma.  Y se oyó una voz del cielo, que decía: “Tu eres mi Hijo amado, a quien he elegido”. (San Marcos 1,7-11)
La mayoría de nosotros los católicos, no recordamos el momento de nuestro bautismo, pero podemos tener una imagen o revivir esos momentos por las fotografías.

En un bautizo de los miles que se realizan, en cierta parroquia un domingo por la mañana después de la misa, los orgullosos padres del  niño recién bautizado estuvieron tomando fotografías un buen rato.
La siguiente semana,  el sacerdote se aprestaba a realizar un nuevo bautismo, se acercan nuevamente los padres junto al niño para recibir el sacramento.  El padrecito que tenía excelente memoria se da cuenta que eran los mismos padres de familia con el mismo niño,  y por ello confundido pregunta:  
¿No es este el niño al que bautice la semana pasada? Pregunta a la pareja
-Si, contesto la madre del niño, pero vinimos nuevamente al bautismo, porque las fotos no salieron bien…
El bautismo, el sacramento que nos inicia a la vida cristiana, lamentablemente lo hemos convertido en un evento social, el bautismo lo utilizamos para  llenarnos de fotografías,  preparar grandes fiestas, banquetes y regalos.
Tenemos que darnos cuenta que el recién bautizado más que fotografías, más que fiestas y banquetes, necesita de sus padres, de sus padrinos que lo guíen y le ayuden a crecer en la vida de fe cristiana que tendrían que vivir a lo largo de los años.
Desde nuestro bautismo a nuestros días han pasado para la mayoría muchos años, en algunos casos han pasado más años,  que la cantidad de fotografías que usted guarda como recuerdo de ese importe día.  En todo este tiempo nuestra vida cristiana ha tomado diferentes caminos, algunos han tomado el camino ancho y otros el camino angosto, pero mas allá del  camino que usted hubiese tomado, indiferentemente de la situación o vida espiritual en la que se encuentre, el evangelio que leímos nos trae una buena noticia.   Jesucristo es bautizado, El espíritu Santo descendió sobre él, y la voz de Dios lo proclama como “El hijo amado, a quien ha elegido”.    
En esta etapa de nuestra vida, Jesucristo quiere bautizarnos ya no con agua, el quiere bautizarnos con el Espíritu Santo,    El Señor quiere  que cada uno de nosotros tenga la oportunidad de escuchar la voz de Dios en nuestro corazón,  quiere que nuestros oídos espirituales escuchen: “Tu también eres mi hijo amado, también eres mi elegido”
 En el siglo III, Cipriano de Cartago, escribió a su amigo Donato: "El mundo en el que vivimos es malo, Donato. Pero en medio de este mundo he descubierto a un grupo de personas santas y serenas. Son personas que han encontrado una felicidad que es mil veces más alegre que todos los placeres de nuestras vidas de pecadores. Estas personas son despreciadas y perseguidas, pero eso no les importa. Son cristianos, Donato, y yo soy uno de ellos".
        Al recordar el bautismo de Jesús en el Jordán, hagamos eco a las palabras de Cipriano: "Yo soy también uno de ellos".   
En el mundo en que vivimos, en el entorno que nos encontremos testifiquemos con  valentía y emoción: “Yo soy un Cristiano; Hijo de Dios, Amado por Dios, y elegido Por Dios”. Es la oportunidad de testificar al mundo entero que “usted también es uno de ellos”  
Es el momento de corregir las fotografías que salieron mal en su bautismo, como decía la madre del niño que quería bautizarlo dos veces. La perfecta  fotografía que hay que sacar  y esta a su alcance, es la de su segundo bautismo, El bautismo con el Espíritu Santo.
Plegaria: Amado Padre, en este día quiero sumergirme en el rio de tu gracia, quiero bañarme con el agua de tu Espíritu, En este momento te pido en nombre de Cristo Jesús, que me sumerjas y me bautices con el Espíritu Santo,  Gracias Señor por este nuevo bautismo, gracias por que ahora yo también puedo decir con valentía y emoción a los demás: “Yo soy también uno de ellos, Soy Cristiano, Hijo de Dios, Dios me ama, soy elegido por Dios” Amen.



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