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UN GANCHO AL CORAZON

“El Señor esta cerca para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza” Salmo 34,19
“El Señor sostiene a todos los que caen, y levanta a los que desfallecen” Salmo 145,14

Nuestra vida se  parece a un combate,  en diferentes circunstancias de la vida,  unas veces más, otras menos nos encontramos peleando, el combate se realiza y en la pelea recibimos muchos golpes.  A propósito de golpes usted sabe ¿cual es el pasaje bíblico favorito  de un boxeador?
Su preferido es: “Dar antes que recibir”.
En nuestro combate espiritual, recibimos golpes. La vida se parece al título de una telenovela que quizás usted mira: “Un gancho al corazón”  
Un gancho al corazón es el que recibimos cuando la circunstancia adversa nos golpea
Un gancho al corazón es el que recibimos por una traición, por la soledad, también  cuando nos comunican  que tenemos una enfermedad terminal,  o que algún ser querido la padece recibimos un golpe que va directo al corazón.
Usted se encuentra  en este momento peleando en el ring.  El enemigo se deleita con su dolor, el diablo se alegra por que los golpes han ido directo a su corazón y usted se encuentra caído en el cuadrilátero de la vida 
Cuando era niño tenía curiosidad por  los combates de box, me impresionaba cuando un boxeador derribaba a otro y el árbitro del combate empezaba a contar: Uno, dos, tres, cuatro, cinco…  en algunos combates el boxeador lograba levantarse  y continuaba la pelea.  Pero en otros combates el boxeador que caía no se levantaba  y a la cuenta de diez el árbitro declaraba la derrota por “nokcaut” 
Sé que muchos de los que leen esta reflexión, han sido golpeados por los golpes del enemigo,  usted ha recibido un gancho al corazón, caído en el suelo  escucha la voz  del enemigo,  oye la sonrisa del diablo, que empieza a contarle: Uno, (ja,ja,ja) dos, tres, (ja,ja,ja, no te vas a poder levantar) cuatro, cinco, seis, siete, (se acerca a su oído y le dice que ha perdido) ocho. Ocho, ocho, ocho… no puede seguir el conteo, Y empieza a retirarse sin poder dar por liquidada la pelea.  ¿Qué ha pasado?
¡Milagro! Apareció su entrenador, llego Jesucristo y dijo a su enemigo: “Estoy cerca del corazón deshecho” (Salmo 34,19) “Estoy para sostener y levantar a todos los que caen” (Salmo 145,14)  ante esta promesa, el enemigo se siente derrotado y no tiene otra alternativa que alejarse.  
¡ESTOY AQUI PARA LEVANTARTE! Es la voz suave, tierna y llena de misericordia que su entrenador Jesucristo le dice en este momento. 
¡ESTOY CERCA DEL CORAZON GOLPEADO! Conozco tu dolor, conozco tu sufrimiento, se todo de tus tristezas, continua diciendo nuestro Divino entrenador.
Amigo y hermano que tiene la gracia de recibir esta Buena noticia,  nunca olvide que en el “combate de la vida” siempre tendrá la ayuda, auxilio y socorro Divino que le aseguran triunfar y salir victorioso en todo combate.
A un famoso boxeador,  que recibió muchos golpes y perdió un combate, le preguntan  ¿Sufres y te duelen los golpes recibidos?
¡No! Contesta el boxeador, los golpes recibidos no me causan tanto dolor como  la derrota, lo que me duele es la derrota, sufro por haber perdido la pelea”
No cuentan todos los golpes  recibidos hasta el momento,  no importa cuántos ganchos al corazón le han llegado hasta el día de hoy, el dolor de estos golpes pasaran algún día.  Pero el dolor de una derrota, el sufrimiento  de perder la pelea no terminara  jamás.   
Por lo tanto,   Sigamos peleando este combate, con la ayuda de Cristo, podemos levantarnos, con su ayuda  ganaremos este combate: El está cerca de nosotros para sostenernos y levantarnos.
Plegaria:   Señor, ayúdame por favor, ven en mi auxilio.  He recibido muchos golpes, me han llegado demasiados ganchos al corazón,  en este momento me encuentro caído, a punto de perder la pelea, lo único que escucho en este momento es la sonrisa del enemigo que me dice que ya no podre levantarme,  Apresúrate Señor, ven a mi vida levántame, quiero seguir peleando,  por favor ayúdame a seguir de pie en este combate,  confió en tu misericordia,  creo y tengo la firmeza, que este combate lo ganare  gracias a tu poder. Tu VENCISTE al enemigo,  acompáñame en esta pelea, de esta manera yo también  seré un CAMPEON. Amen




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