MANOS GRANDES

                          MANOS GRANDES
Se cuenta de una profesora que en la escuela ante un grupo de niños estaba enseñándoles a sumar,  y lo hacía de una manera sencilla (al menos eso pensaba ella) para que todos los niños aprendan rápido.  En medio de las clases pregunta a uno de los niños:  ¿Tavito si tengo 5 sandias en una mano y 4 sandias en la otra, que tengo?
El niño nervioso porque no estaba preparado para semejante suma, comienza a contar con los dedos: Una sandía, dos, tres cuatro… y cuatro y no logro seguir sumando, después de una pausa prolongada lleno de emoción dice: Profesora ya se lo que tiene, si Ud. dice que tiene 5 sandias en una mano y 4 en la otra, lo que  usted tiene es: “unas manos grandes…”
¿Usted tiene manos grandes?
Manos grandes necesita la iglesia de Jesucristo, manos grandes que puedan llegar al bolsillo, manos grandes que puedan llegar a la billetera, manos grandes que puedan llegar a los ahorros y depósitos bancarios, con el simple y bendito propósito de ayudar a los pobres. Hoy por hoy se necesitan manos grandes para ayudar y socorrer a millones de personas que se acuestan sin poder ingerir alimento alguno.
Desde que Ud., ha comenzado a leer er este mensaje, en todo este corto tiempo ya han muerto cientos de personas como consecuencia  del hambre (aproximadamente mueren 40.000 al día).
Y que decir de los que pierden la fe.
A Cuantos miles se les ha muerto la esperanza
A miles más se les ha terminado la  alegría,
 ¿A cuántos se les ha muerto y terminado el amor a Dios y amor al prójimo?
Hoy más que ayer,  tenemos que tener manos grandes para poder auxiliar, socorrer y ayudar a todos los que están pasando por grandes problemas y dificultades,  tenemos que ir y ayudar al necesitado, tenemos que ir a buscar al que esta muriendo de hambre, ya sea hambre material como también hambre espiritual. 
Pidamos hoy la gracia, de poder tener manos grandes para poder ayudar al necesitado e indigente, recordando siempre las palabras de nuestro redentor y salvador Jesucristo: “Hay mayor alegría y felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20,35)
“Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, y no de mala gana o a la fuerza, porque Dios ama la que DA CON ALEGRIA (2da Corintios 9.7) 
Amén





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