En una pequeña embarcación con capacidad para dos personas, escucho bien la barca solo tenía capacidad para dos personas. En medio del lago se encontraban Lidubino y el Sacerdote del pueblo, ellos habían ido de pesca. El tiempo estaba soleado, era un excelente día para disfrutar de la pesca y el paisaje natural del lago del pueblo. Pero de un momento a otro, las nubes ocultaron el sol, y se desato una tormenta, con el viento las olas del agua amenazaban hundir la pequeña embarcación:
-“Vamos a morir” gritaba Lidubino.
-“Hay que tener fe” decía el padrecito intentando calmar a Lidubino.
Este desesperado gritaba aun más fuerte:
- “Tengo miedo” “Tengo miedo” “No quiero morir ahogado”
El padrecito toma la actitud de oración y comienza a pedir ayuda divina diciendo:
-“Señor ven en nuestro auxilio” “Señor ven a esta barca a ayudarnos”.
Al escuchar esto Lidubino interrumpe la oración del padrecito diciendo:
- “Esta usted loco” Como va a pedir que venga el Señor a nuestra barca, no se da cuenta de que no hay espacio, o ya olvido que esta embarcación es solo para dos personas, si viene el Señor a nuestra barca con el seremos tres, ¡No padrecito!, detenga su plegaria Cristo no puede venir a la barca porque no hay espacio para el…
En el bote de nuestra vida, cuando se desata una tormenta espiritual, El Señor quiere venir en nuestra ayuda, el quiere subir a nuestra barca, pero nunca llega porque nosotros no lo dejamos, con nuestra forma de vida, con nuestras acciones le estamos diciendo: “no te metas en mi vida” “no te metas en mi barca” “NO HAY ESPACIO PARA TI”
Apreciado amigo que lee esta reflexión, en cualquier momento llegara a su vida la “tormenta de los problemas y dificultades” “llegaran las tormentas de las tentaciones” llegara los vientos huracanados del sufrimiento queriendo hundirlo. Cuando eso suceda La frase que vendrá a sus labios será: “LA TORMENTA me ATORMENTA”.
Si en este momento atraviesa una tormenta espiritual, invite a Jesús a su vida, deje que el dueño del viento y los mares calme sus tempestades , Pida auxilio, suba a Cristo al barco de su vida.
Quizá usted antes lo haya invitado a su vida, y en este momento no se explica el por qué de sus problemas, usted no comprende el por qué de sus tormentas. Lo que sucede es que Cristo está en su barca, pero está durmiendo, si ¡Esta Dormido! No se desespere también los discípulos experimentaron esto lea con atención lo que nos dice la escritura: “En esto se desato una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua. Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: ¡Maestro” ¿No te importa que nos estemos hundiendo? Jesús se levanto y dio una orden al viento y dijo al mar: ¡Silencio! ¡Quédate quieto! El viento se calmo, y todo quedo completamente tranquilo. (San Marcos 4,37-39).
De esta historia de barcos y tormentas podemos aprender dos cosas demasiado importantes para nosotros:
1 En las tormentas de la vida, No hay que dejar afuera a Cristo, hay que hacerle un espacio en nuestra mente y nuestro corazón.
2 No dejar que Cristo se duerma en nuestra vida, hay que despertarlo constantemente por que unas tormentas se van y otras llegan.
Si la TORMENTA te ATORMENTA, ya sabes que hacer. Sube a Jesucristo al barco de tu vida y no dejes que se duerma.
Nuestra plegaria en la tempestad tiene que ser:
“¡Maestro” ¿No te importa que nos estemos hundiendo? Despierta Señor, y calma esta tormenta que me atormenta”.
Amen
Amen
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