-Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Vayan pues, a las gentes de todas las naciones, y háganles mis discípulos; bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.”
Hace un tiempo atrás leí una noticia muy curiosa que salio en la prensa,
Un conductor de un automóvil, viajaba por la carretera, de pronto se da cuenta que se le acaba el combustible en medio camino, entonces el chofer baja de su movilidad y empieza a hacer señales para pedir ayuda a todos los demás vehículos que pasaban por ahí.
Transcurría el tiempo. Una hora y nadie se detenía a ayudarlo. Dos horas y nada, tres horas y nada, muy impaciente el automovilista al ver que ya estaba cerca la noche, y él se podía quedar varado en plena carretera a expensas de los peligros nocturnos. Decide hacer algo muy arriesgado, se decide por una nueva manera de llamar la atención de los que pasaban por ahí.
-¿Sabes que se le ocurre?
Pues el conductor se arriesga y se echa en media carretera, extiende su cuerpo a manera de obstáculo para el próximo vehículo que pasara. Claro está que esto que él hizo fue muy riesgoso, pero las circunstancias y necesidad del momento lo llevaron a tomar tal determinación, Decía la noticia que al hacer esto el conductor tuvo éxito, pues el próximo vehiculo que pasaba por ahí, al verlo tendido en plena carretera, se detuvo a preguntar que es lo que estaba sucediendo. Y luego de conocer el motivo le colaboró con un poco de combustible.
Sin duda alguna que este hombre al ver que nadie le tomaba atención, busco y se arriesgo para ser escuchado y auxiliado.
Hoy vivimos como en una carretera, en la cual la gente va y viene. En esta carretera de la vida a veces nos suceden también percances, accidentes, tenemos una variedad de problemas que nos hacen detenernos, y al ocurrir todo esto, empezamos a pedir ayuda.
Hay muchos niños que piden ayuda, tienen hambre, otros están abandonados a la vera del camino, sin padres, han quedado huérfanos.
Muchas jóvenes esclavas del mercado de la prostitucion, también claman por ayuda. Padres de familia, gritan pues se sienten impotentes al ver que sus hijos se han desviado del camino, y claman por ayuda, y nadie se detiene para socorrerles.
Cuantos hombres y mujeres que han quedado sin trabajo, sin empleo están también en el camino pidiendo auxilio .Miles y miles también han caído por algún vicio en el precipicio y desde el fondo gritan ¡Por favor sáquenme de aquí!
Cuantos Creyentes, y feligreses en general han quedado en medio camino por que se les acabo la Gasolina de la Fe, el combustible de la Esperanza y el amor.
Ante el evidente caos del camino, viendo los tremendos problemas que se viven en esta carretera de la vida, es hora de actuar. Llega la hora en que nosotros los que todavía estamos en el camino, a los que aún nos queda el combustible del Espíritu Santo, los que aún tenemos esperanza, ayudemos, a tantos hermanos nuestros que se han quedado varados, y están temerosos por que la noche les amenaza y con la noche viene el miedo a la oscuridad y en las penumbras pasan muchos y mas problemas que difícilmente resolverán.
¡Tenemos que atrevernos, debemos tomar la decisión, hay que hacer algo riesgoso, para ayudar a nuestros hermanos, debemos de buscar nuevos métodos, nuevas maneras, nuevos sistemas para poder auxiliar, socorrer, levantarlos y sacarlos del precipicio, del fondo del camino en el que se encuentran!
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Es un reto bien difícil por que resulta que a diferencia de la noticia que comentábamos, al conductor nadie se detenía para llevarlo, en nuestro caso nosotros como seguidores del Señor, nos vamos a detener para auxiliar a nuestros hermanos, pero que es lo que va a pasar, resulta que la mayoría se han acostumbrado a estar en sus problemas, muchos no quieren salir del vicio en que se encuentran, un sinnúmero de personas prefieren estar en el precipicio, al fondo se sienten muy a gusto, a ellos no les agrada, les encanta la oscuridad, pues las sombras no exigen nada, por el contrario, ofrecen falsas soluciones y promesas.
La mayoría quiere ir por otros caminos, otros no quieren seguir el camino, piensan que ya no hay por que continuar adelante, se han olvidado de Caminar, y sobre todo se olvidaron de que Jesús es el camino que lleva al cielo. Hoy necesitamos ser creativos, necesitamos sabiduría divina (Santiago 1,5), sobre todo necesitamos la luz del Espíritu Santo, para que nos ilumine y nos enseñe nuevos métodos y sistemas para ayudar y evangelizar a nuestros hermanos en la fe.
El Padre, por medio del Hijo nos dará el Espíritu Santo para que podamos animarnos a correr el riesgo de rescatar a nuestros hermanos del poder de las tinieblas y de la muerte.
El conductor del automóvil se arriesgó y buscó la manera para ser auxiliado.¿Y tú, estas dispuesto a arriesgarte para auxiliar a tu prójimo? ¿Qué métodos emplearás? ¿Qué manera novedosa utilizarás?
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