Un niño de 7 años le pregunta a su papa.- ¿Papá es caro el matrimonio?, ¿cuanto cuesta casarse? El papa responde con una voz melancólica:-No se hijo mió si es caro el matrimonio, lo que si sé es que hasta hoy estoy pagando…
¿Usted está pagando algo? ¿Tiene deudas, le debe a alguien? Muchas personas tienen problemas financieros, están cubriendo algún crédito, y la situación es muy crítica por que están por quitarles la casa y el auto por falta de pago. El saber que no tenemos con qué pagar nos quita el hambre, el sueño, y somos presa fácil de la depresión. Estas deudas enormes que tenemos no nos permiten vivir en paz.
Las deudas económicas, amigos míos, aunque difíciles son posibles de pagarse. Sin embargo, Hay una deuda que ninguno de nosotros puede cubrir y esta es la deuda del Pecado. El Pecado heredado, lo mismo que nuestras maldades, nuestras rebeldías, nuestra forma de vida según “San Yo”, nos hace imposible pagar esta deuda tan horrible ante los ojos de Dios.
Cuando uno no paga una deuda financiera, le quitan sus bienes, sus propiedades lo que se compró con a sin esfuerzo, en fin, así también el no pagar la deuda espiritual hace que nos quiten el alma y perdamos para siempre la vida eterna.
Pero atención la Buena Noticia es que hay alguien que sí puede pagar, hay alguien que incluso ya pagó por nosotros. Lea con atención el siguiente pasaje de la escritura. Colosenses 2,13-14 “Ustedes en otro tiempo, estaban muertos espiritualmente a causa de sus pecados y por no haber sido circuncidados; pero ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, en quien nos ha perdonado todos los pecados. Dios canceló la deuda que había contra nosotros y que nos obligaba con sus requisitos legales. Él Puso fin a esa deuda clavándola en la cruz.”
Esta deuda para con el pecado nos hacia estar muertos espiritualmente, no había manera alguna de pagar. Sabemos que La ley es la ley y el infractor de ésta tiene que pagar la condena que es la muerte.
Al pensar esto, recordé unos dibujos animados. Un perro había matado a un gato en una pelea callejera. La policía canina, lo encuentran como se dice, con las “manos en el gato” y el perro asesino va a los tribunales. Durante el juicio es acusado de asesinato y de atentar contra la tregua de paz que habían firmado los perros con los gatos. Por lo tanto, para evitar una tragedia mayor, el veredicto sentencia que el perro tiene que morir en la silla eléctrica, tiene que pagar su deuda criminal.
El día de la ejecución llega. El juez, al ver al ver al sentenciado le dice:- Está a punto de pagar su deuda con la sociedad… ¿Tiene algún último deseo?
Y el perro aterrorizado al ver la silla eléctrica dice:- Como usted dice que voy a pagar mi deuda con la sociedad, mi último deseo es poder pagar esta deuda a plazos, en cómodas cuotas…
El delito es delito y hay que pagar y este delito no se lo puede pagar en cómodas cuotas. El salario del Pecado es la muerte, pero el regalo de Dios, lo grandioso de nuestro amado Dios, es que al vernos como ovejas llevados al matadero, envió a su hijo Jesucristo, para que el pagara nuestra deuda. Me lleno de alegría, cada vez que leo Col 2,14 “Dios canceló la deuda que había contra nosotros y que nos obligaba con sus requisitos legales. Puso fin a esa deuda clavándola en la cruz.”
Unidos a su hijo Jesucristo, Dios pone en nuestra factura espiritual: -¡CANCELADO! ¡PAGADO! ¡Gloria a El!
Jesucristo pagó nuestra deuda con el sacrificio en la Cruz. El nos dice, Arrepiéntanse y dejen de sufrir, dejen de angustiarse.
Agustín, no debes nada.
Tomas, no debes nada.
Catalina no debes nada.
Cecilia no debes nada. Todo esta cancelado, todo esta pagado. Mira hacia el calvario, mira hacia la cruz, los clavos que traspasan mis manos, escriben con sangre: PAGADO, CANCELADO.
¿Quieres que se cumpla esto?
Pide perdón a Dios por todas tus faltas, Arrepiéntete, ama a Dios por sobre todas las cosas, acércate a Él. Acércate a la cruz, y recoge tu factura que dice desde hace mucho tiempo ¡PAGADO, CANCELADO!
¿Usted está pagando algo? ¿Tiene deudas, le debe a alguien? Muchas personas tienen problemas financieros, están cubriendo algún crédito, y la situación es muy crítica por que están por quitarles la casa y el auto por falta de pago. El saber que no tenemos con qué pagar nos quita el hambre, el sueño, y somos presa fácil de la depresión. Estas deudas enormes que tenemos no nos permiten vivir en paz.
Las deudas económicas, amigos míos, aunque difíciles son posibles de pagarse. Sin embargo, Hay una deuda que ninguno de nosotros puede cubrir y esta es la deuda del Pecado. El Pecado heredado, lo mismo que nuestras maldades, nuestras rebeldías, nuestra forma de vida según “San Yo”, nos hace imposible pagar esta deuda tan horrible ante los ojos de Dios.
Cuando uno no paga una deuda financiera, le quitan sus bienes, sus propiedades lo que se compró con a sin esfuerzo, en fin, así también el no pagar la deuda espiritual hace que nos quiten el alma y perdamos para siempre la vida eterna.
Pero atención la Buena Noticia es que hay alguien que sí puede pagar, hay alguien que incluso ya pagó por nosotros. Lea con atención el siguiente pasaje de la escritura. Colosenses 2,13-14 “Ustedes en otro tiempo, estaban muertos espiritualmente a causa de sus pecados y por no haber sido circuncidados; pero ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, en quien nos ha perdonado todos los pecados. Dios canceló la deuda que había contra nosotros y que nos obligaba con sus requisitos legales. Él Puso fin a esa deuda clavándola en la cruz.”
Esta deuda para con el pecado nos hacia estar muertos espiritualmente, no había manera alguna de pagar. Sabemos que La ley es la ley y el infractor de ésta tiene que pagar la condena que es la muerte.
Al pensar esto, recordé unos dibujos animados. Un perro había matado a un gato en una pelea callejera. La policía canina, lo encuentran como se dice, con las “manos en el gato” y el perro asesino va a los tribunales. Durante el juicio es acusado de asesinato y de atentar contra la tregua de paz que habían firmado los perros con los gatos. Por lo tanto, para evitar una tragedia mayor, el veredicto sentencia que el perro tiene que morir en la silla eléctrica, tiene que pagar su deuda criminal.
El día de la ejecución llega. El juez, al ver al ver al sentenciado le dice:- Está a punto de pagar su deuda con la sociedad… ¿Tiene algún último deseo?
Y el perro aterrorizado al ver la silla eléctrica dice:- Como usted dice que voy a pagar mi deuda con la sociedad, mi último deseo es poder pagar esta deuda a plazos, en cómodas cuotas…
El delito es delito y hay que pagar y este delito no se lo puede pagar en cómodas cuotas. El salario del Pecado es la muerte, pero el regalo de Dios, lo grandioso de nuestro amado Dios, es que al vernos como ovejas llevados al matadero, envió a su hijo Jesucristo, para que el pagara nuestra deuda. Me lleno de alegría, cada vez que leo Col 2,14 “Dios canceló la deuda que había contra nosotros y que nos obligaba con sus requisitos legales. Puso fin a esa deuda clavándola en la cruz.”
Unidos a su hijo Jesucristo, Dios pone en nuestra factura espiritual: -¡CANCELADO! ¡PAGADO! ¡Gloria a El!
Jesucristo pagó nuestra deuda con el sacrificio en la Cruz. El nos dice, Arrepiéntanse y dejen de sufrir, dejen de angustiarse.
Agustín, no debes nada.
Tomas, no debes nada.
Catalina no debes nada.
Cecilia no debes nada. Todo esta cancelado, todo esta pagado. Mira hacia el calvario, mira hacia la cruz, los clavos que traspasan mis manos, escriben con sangre: PAGADO, CANCELADO.
¿Quieres que se cumpla esto?
Pide perdón a Dios por todas tus faltas, Arrepiéntete, ama a Dios por sobre todas las cosas, acércate a Él. Acércate a la cruz, y recoge tu factura que dice desde hace mucho tiempo ¡PAGADO, CANCELADO!
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