Santiago 1,22-24
22Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a si mimos. 23 El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo, 24 pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era.
Reiteradamente en la iglesia cuando escuchamos La Palabra de Dios, y se nos enseña a vivir de diferente manera, y nos invitan a poner en práctica lo que escuchamos, con la voz fuerte y efusiva decimos:
-¡Si! ¡Si! ¡Si! Lo haremos, cambiaremos de vida, pondremos en practica todo lo que escuchamos, luego cuando salimos de la iglesia se nos olvida de actuar, todo queda en palabras, palabras tan solo palabras y nada mas.
Dicen que una vez se desarrollo una gran convención de patos.
Estaban reunidos patos de todas las especies, de todo el mundo, el líder de los patos toma el micrófono y dice:
-Queridos hermanos plumíferos, el objetivo de esta reunión es para mostrarles y enseñarles que los patos podemos volar, podemos volar. Entonces el líder mueve las alas y empieza a volar alrededor de los patos, sin parar de gritarles:
“Están viendo querida hermandad de patos, nosotros podemos volar, podemos volar, todos pueden volar, vuelen hermanos, vuelen” y todos los patos alegres y felices comienzan a volar, todos felices gritaban podemos volar, podemos volar, y luego de un vuelo de una hora, los patitos aterrizan para terminar la reunión, y luego de concluida la reunión, todos vuelven a casa felices y contentos, caminando. Escucho bien, todos retornan a casa andando…
************************
Pasa en la naturaleza con los patos, pero sucede también en la iglesia con nosotros, al predicarse la Buena Nueva de la Salvación, el sacerdote o predicador nos enseña a poner en practica lo que escuchamos, se nos recuerda que todos nosotros tenemos la gracia de la vida eterna, que nuestra patria no es esta, que nuestra vida debe transcurrir con nuestro corazón puesto en el cielo, hay que juntar tesoros en el cielo y que debemos comunicar esta Buena Noticia por el mundo entero, y constantemente en la iglesia aceptamos el reto de volar y volar por las alturas que nos lleva el Evangelio, aceptamos y creemos y decimos ¡Si! ¡Si! A todo, pero que pasa cuando retornamos a casa, al salir de la iglesia se nos olvida de todo, creemos las alturas y el cielo es posible solo dentro del templo. Ya afuera todo vuelve a la normalidad. Ponemos los pies en la tierra que no tiene nada de malo, lo malo es que nuestra mente y nuestro corazón aterrizan y se pegan a los placeres, cosas materiales y terrenales.
Esta es una invitación a vivir con los pies en la tierra, pero con el corazón en el cielo, con la meta puesta en lo que no perecerá jamás.
Lo que escuchamos en la iglesia, pongámoslo en práctica en nuestra vida, en nuestra familia, con los amigos, en la sociedad. Y en el mundo entero.
Seamos hacedores de la palabra, no nos conformemos solo con oír la palabra.
Oración:
Señor en este día quiero agradecerte por las alas del evangelio que me invitan todos los días a volar por las alturas de la gracia que tus regalas a todos tus hijos.
Señor que yo pueda todos los días vivir obedeciendo y cumpliendo tu palabra con los pies en la tierra, pero con los ojos y el corazón puestos en el cielo, Enséñame a transitar por los caminos de la vida sin olvidar ni perder de vista la corona de vida eterna que tienes prometida para todos los que te aman y te buscan con sincero corazón. Amen
22Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a si mimos. 23 El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo, 24 pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era.
Reiteradamente en la iglesia cuando escuchamos La Palabra de Dios, y se nos enseña a vivir de diferente manera, y nos invitan a poner en práctica lo que escuchamos, con la voz fuerte y efusiva decimos:
-¡Si! ¡Si! ¡Si! Lo haremos, cambiaremos de vida, pondremos en practica todo lo que escuchamos, luego cuando salimos de la iglesia se nos olvida de actuar, todo queda en palabras, palabras tan solo palabras y nada mas.
Dicen que una vez se desarrollo una gran convención de patos.
Estaban reunidos patos de todas las especies, de todo el mundo, el líder de los patos toma el micrófono y dice:
-Queridos hermanos plumíferos, el objetivo de esta reunión es para mostrarles y enseñarles que los patos podemos volar, podemos volar. Entonces el líder mueve las alas y empieza a volar alrededor de los patos, sin parar de gritarles:
“Están viendo querida hermandad de patos, nosotros podemos volar, podemos volar, todos pueden volar, vuelen hermanos, vuelen” y todos los patos alegres y felices comienzan a volar, todos felices gritaban podemos volar, podemos volar, y luego de un vuelo de una hora, los patitos aterrizan para terminar la reunión, y luego de concluida la reunión, todos vuelven a casa felices y contentos, caminando. Escucho bien, todos retornan a casa andando…
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Pasa en la naturaleza con los patos, pero sucede también en la iglesia con nosotros, al predicarse la Buena Nueva de la Salvación, el sacerdote o predicador nos enseña a poner en practica lo que escuchamos, se nos recuerda que todos nosotros tenemos la gracia de la vida eterna, que nuestra patria no es esta, que nuestra vida debe transcurrir con nuestro corazón puesto en el cielo, hay que juntar tesoros en el cielo y que debemos comunicar esta Buena Noticia por el mundo entero, y constantemente en la iglesia aceptamos el reto de volar y volar por las alturas que nos lleva el Evangelio, aceptamos y creemos y decimos ¡Si! ¡Si! A todo, pero que pasa cuando retornamos a casa, al salir de la iglesia se nos olvida de todo, creemos las alturas y el cielo es posible solo dentro del templo. Ya afuera todo vuelve a la normalidad. Ponemos los pies en la tierra que no tiene nada de malo, lo malo es que nuestra mente y nuestro corazón aterrizan y se pegan a los placeres, cosas materiales y terrenales.
Esta es una invitación a vivir con los pies en la tierra, pero con el corazón en el cielo, con la meta puesta en lo que no perecerá jamás.
Lo que escuchamos en la iglesia, pongámoslo en práctica en nuestra vida, en nuestra familia, con los amigos, en la sociedad. Y en el mundo entero.
Seamos hacedores de la palabra, no nos conformemos solo con oír la palabra.
Oración:
Señor en este día quiero agradecerte por las alas del evangelio que me invitan todos los días a volar por las alturas de la gracia que tus regalas a todos tus hijos.
Señor que yo pueda todos los días vivir obedeciendo y cumpliendo tu palabra con los pies en la tierra, pero con los ojos y el corazón puestos en el cielo, Enséñame a transitar por los caminos de la vida sin olvidar ni perder de vista la corona de vida eterna que tienes prometida para todos los que te aman y te buscan con sincero corazón. Amen
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