1ª Juan 1,8-9 “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros; pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestras faltas y nos limpiará de toda maldad”.
El sacramento de “La Confesión” es un sacramento de reconciliación con Dios. Hablando de Confesión, recuerda la primera vez que realizo la Confesión de sus pecados. Usted y yo éramos unos niños pequeños. Muy nerviosos los momentos previos a la confesión, muchos acudimos a esta primera cita con el Sacerdote, por temor a olvidarnos la lista de pecados aprendidos de memoria.
Desde esa vez hasta los años que Dios le ha permitido vivir: ¿Cuántas veces más volvió al confesionario, Cuántas confesiones realizó hasta hoy?
¿Una, siete, 70, 700, 7000…?
Un día el Señor Puro Quejas, va a la iglesia y se encamina por error al confesionario, y dirigiéndose al Sacerdote le dice:-Padrecito, vengo a confesar todas mis faltas. El sacerdote, se alegra de que todavía existan personas que quieran confesar sus pecados y dice a su ocasional, confesor:-¡Empiece hermano! Confiéseme sus faltas.
Y El Señor Puro Quejas, dice preocupado:-Me Falta dinero, me falta trabajo, me falta ropa, me falta una casa, me falta un auto, me falta salud, me falta un televisor, me falta…
La confesión, es dar a conocer, declarar y decir todas nuestras faltas, todos nuestros errores, todos nuestros pecados.
Confesar nuestras faltas es muy difícil, para nuestro “Yo”. Es fácil confesar los secretos de otros (el chisme). Pero confesar nuestras faltas, nuestros errores, nuestros pecados eso si que es muy difícil. Buscamos una y mil excusas para evitar pasar por el confesionario. La excusa más común es decir, por que voy a confesar mis pecados y faltas ante un hombre que es igual de pecador que yo. Eso es anticuado, yo soy un católico moderno. Yo me confieso directamente con Dios decimos algunos para evitar ir a contarle todas nuestras faltas a un sacerdote, que por lo que me imagino, debe terminar muy asustado de escuchar toda clase de pecados que cometemos.
Después de esta pequeña reflexión, lo invito a que vayamos con prontitud a confesar nuestros pecados, pero antes de eso falta Algo. Antes de ir falta Arrepentirse de todo lo que hemos hecho, falta el deseo de no volver a cometer el mismo pecado. Hechos 2,38 dice claramente Arrepiéntanse para que el Señor les perdone sus pecados. Antes de confesarnos tenemos que estar afligidos como dice la escritura en Baruc, 3,1-2 “Señor Todopoderoso, Dios de Israel, un alma angustiada, un espíritu turbado es quien te clama. Señor, escucha y apiádate porque hemos pecado contra ti”
Es tiempo de confesar nuestras faltas, es tiempo de arrepentirse, porque de no ser así, quizás nos suceda lo de la siguiente historia.
El 9 de Septiembre fue un día funesto para el Señor Puro culpa. Ese día muere y se encuentra en las puertas del cielo:- ¿San Pedro puedo Entrar? Pregunta el Señor Puro Culpa. San Pedro responde:- ¡Falta! ¿Que falta? Dice Puro Culpa. Falta que revise toda tu vida y tus acciones en mi computadora responde San Pedro.
Pasaron las horas y ya muy inquieto pregunta Puro Culpa:-¿Ya terminó de revisar, Ahora puedo ingresar?, por favor déjeme ingresar. Entonces San Pedro vuelve a observarle indicándole que todavía Falta.
Asustado Puro culpa, pregunta ¿Qué Falta? -Falta que confieses tus pecados, tu arrepentimiento, eso Falta. Y termina el Señor Puro culpa temblando de miedo y exclama:-! OH! “Y ahora quien podrá confesarme”
Queridos hermanos, antes de ir a confesar nuestras faltas, nuestros pecados oremos al Señor:
Padre, en este día me siento afligido, me siento mal, estoy muy triste porque como hijo tuyo te he fallado, he pecado Señor. Mis pecados me atormentan y me hacen sufrir, por eso Señor hoy me dirijo a ti, para implorarte Misericordia y Perdón. Ten piedad de mi Señor, hoy me arrepiento de todas mis faltas y pecados, y deseo de todo corazón no volver a cometer los mismos pecados. Señor te pido ayuda para evitar cada ocasión de pecar, ven en mi auxilio y no me dejes caer en la tentación. Gracias Señor por que luego de esta oración, puedo ir con alegría y prontitud a buscar un Sacerdote y terminar esta acción de confesión. Te alabo mi Señor, ahora puedo decir emocionado y de corazón, Gracias Dios, Gracias por tu infinita Bondad y Misericordia.
El sacramento de “La Confesión” es un sacramento de reconciliación con Dios. Hablando de Confesión, recuerda la primera vez que realizo la Confesión de sus pecados. Usted y yo éramos unos niños pequeños. Muy nerviosos los momentos previos a la confesión, muchos acudimos a esta primera cita con el Sacerdote, por temor a olvidarnos la lista de pecados aprendidos de memoria.
Desde esa vez hasta los años que Dios le ha permitido vivir: ¿Cuántas veces más volvió al confesionario, Cuántas confesiones realizó hasta hoy?
¿Una, siete, 70, 700, 7000…?
Un día el Señor Puro Quejas, va a la iglesia y se encamina por error al confesionario, y dirigiéndose al Sacerdote le dice:-Padrecito, vengo a confesar todas mis faltas. El sacerdote, se alegra de que todavía existan personas que quieran confesar sus pecados y dice a su ocasional, confesor:-¡Empiece hermano! Confiéseme sus faltas.
Y El Señor Puro Quejas, dice preocupado:-Me Falta dinero, me falta trabajo, me falta ropa, me falta una casa, me falta un auto, me falta salud, me falta un televisor, me falta…
La confesión, es dar a conocer, declarar y decir todas nuestras faltas, todos nuestros errores, todos nuestros pecados.
Confesar nuestras faltas es muy difícil, para nuestro “Yo”. Es fácil confesar los secretos de otros (el chisme). Pero confesar nuestras faltas, nuestros errores, nuestros pecados eso si que es muy difícil. Buscamos una y mil excusas para evitar pasar por el confesionario. La excusa más común es decir, por que voy a confesar mis pecados y faltas ante un hombre que es igual de pecador que yo. Eso es anticuado, yo soy un católico moderno. Yo me confieso directamente con Dios decimos algunos para evitar ir a contarle todas nuestras faltas a un sacerdote, que por lo que me imagino, debe terminar muy asustado de escuchar toda clase de pecados que cometemos.
Después de esta pequeña reflexión, lo invito a que vayamos con prontitud a confesar nuestros pecados, pero antes de eso falta Algo. Antes de ir falta Arrepentirse de todo lo que hemos hecho, falta el deseo de no volver a cometer el mismo pecado. Hechos 2,38 dice claramente Arrepiéntanse para que el Señor les perdone sus pecados. Antes de confesarnos tenemos que estar afligidos como dice la escritura en Baruc, 3,1-2 “Señor Todopoderoso, Dios de Israel, un alma angustiada, un espíritu turbado es quien te clama. Señor, escucha y apiádate porque hemos pecado contra ti”
Es tiempo de confesar nuestras faltas, es tiempo de arrepentirse, porque de no ser así, quizás nos suceda lo de la siguiente historia.
El 9 de Septiembre fue un día funesto para el Señor Puro culpa. Ese día muere y se encuentra en las puertas del cielo:- ¿San Pedro puedo Entrar? Pregunta el Señor Puro Culpa. San Pedro responde:- ¡Falta! ¿Que falta? Dice Puro Culpa. Falta que revise toda tu vida y tus acciones en mi computadora responde San Pedro.
Pasaron las horas y ya muy inquieto pregunta Puro Culpa:-¿Ya terminó de revisar, Ahora puedo ingresar?, por favor déjeme ingresar. Entonces San Pedro vuelve a observarle indicándole que todavía Falta.
Asustado Puro culpa, pregunta ¿Qué Falta? -Falta que confieses tus pecados, tu arrepentimiento, eso Falta. Y termina el Señor Puro culpa temblando de miedo y exclama:-! OH! “Y ahora quien podrá confesarme”
Queridos hermanos, antes de ir a confesar nuestras faltas, nuestros pecados oremos al Señor:
Padre, en este día me siento afligido, me siento mal, estoy muy triste porque como hijo tuyo te he fallado, he pecado Señor. Mis pecados me atormentan y me hacen sufrir, por eso Señor hoy me dirijo a ti, para implorarte Misericordia y Perdón. Ten piedad de mi Señor, hoy me arrepiento de todas mis faltas y pecados, y deseo de todo corazón no volver a cometer los mismos pecados. Señor te pido ayuda para evitar cada ocasión de pecar, ven en mi auxilio y no me dejes caer en la tentación. Gracias Señor por que luego de esta oración, puedo ir con alegría y prontitud a buscar un Sacerdote y terminar esta acción de confesión. Te alabo mi Señor, ahora puedo decir emocionado y de corazón, Gracias Dios, Gracias por tu infinita Bondad y Misericordia.
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