Así dice el Señor: “Vuelvan al punto de partida y pregunten por los viejos senderos: ¿Cuál era el camino del bien? Síganlo y encontraran la tranquilidad. (Jeremías 6,16)
Ante tanta insistencia y poca resistencia, el fin de semana realice un viaje familiar, unas pequeñas vacaciones de dos días. Exactamente fueron 7 horas de viaje. Desde el punto de partida hasta el punto de llegada, en los más de 350 km del viaje nos encontramos con más de 20 poblaciones intermedias, en las cuales note que el común denominador en todas ellas eran dos letreros, uno al llegar y otro al salir, el cartel con grandes letras se podía leer de la siguiente manera: BUEN VIAJE, FELIZ VIAJE, y si mi memoria no me falla logre leer más de 40 veces la misma frase ¡FELIZ VIAJE!.
Nuestra vida también es un viaje, desde el momento de nuestro nacimiento vamos transitando por la vida, nos encontramos viajando. Y en las diferentes etapas: niñez, adolescencia, juventud, madurez y vejez, en más de una ocasión Nuestro Padre Dios coloca señales a lo largo del viaje que también podemos leer de la siguiente manera: “Buen Viaje Hijo mío”, “Feliz Viaje Hijo Mío”.
El problema actual es que vamos por la vida muy aprisa, nuestros días transcurren de agitación en agitación, pasan nuestras horas de tal manera que lo único que logramos divisar es el reloj indicando que llevamos tres horas de retraso, vivimos apresurados, caminamos por la vida llenos de tensión y fatigados. Esto hace que no podamos ver y leer las señales de nuestro creador que nos recuerdan que nuestro paso por la vida tiene que transformarse en un FELIZ VIAJE.
Un hombre estaba intentando vender su auto. Para convencer al cliente le decía que este auto casi volaba, en las curvas desarrolla hasta 250 km por hora y en las rectas llega hasta los 350 km/h. El supuesto cliente dudando dice:
-Yo creo que usted está mintiendo, ¿puede probarlo? ¿Cómo puede demostrarme que este coche viejo desarrolla tanta velocidad? El vendedor sonriendo dice:
-Por supuesto que puedo probarlo, y mostrando las infracciones dice: aquí están las multas…
El vivir nuestra vida raudamente, vivir apurados: ¿Cuántas infracciones y multas? Nos han traído. Cuantos problemas, cuantas enfermedades nos provocan el vivir tan agitados. Y toda la velocidad imprimida en nuestra vida nos hace olvidar que nuestro paso por este mundo tiene que ser un BUEN VIAJE.
Este es el momento para que usted haga un alto en su vida, este es el tiempo preciso para que usted lea y obedezca la señal del camino de Dios. Señal que le indica y recuerda que usted tiene que disfrutar del VIAJE DE LA VIDA. Analice su vida, haga un examen, realice un cuestionario, y descubra que es lo que le está impidiendo, disfrutar de un EXCELENTE VIAJE.
También hay los que por el contrario, viven su vida lentamente, tan lentamente que parece que no van a ningún lado. Se cuenta que en el año 1899 la primera persona detenida por exceso de velocidad en Estados Unidos iba a 20km por hora. Eso es muy lento para nuestros días.
Usted no está en este mundo para vivir APRISA Y APURADO
Usted no tiene que ir por la vida LENTAMENTE
Usted está en esta vida para VIAJAR FELIZ.
Usted tiene que disfrutar este viaje
¡FELIZ VIAJE! Última parada: ¡LA ETERNIDAD!
Pasajes de la escritura para meditar:
Por segunda vez el ángel del Señor se le acerco, lo toco y le dijo: “Levántate y come porque el camino es demasiado largo para ti” 1ra Reyes 19,7
“Mis días han sido más rápidos que un correo, se me fueron sin conocer la felicidad, se han deslizado lo mismo que canoas de junco” Job 9,25-26
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