Jeremías 7,28 “Diles entonces, esto: Esta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios ni ha querido aprender. La fidelidad ha muerto, ha desaparecido de su boca”
¿Cuantas veces hemos prometido ser fiel al Señor? Más de una vez ha salido de nuestros labios la promesa de cambiar de vida, portarnos bien, ser fieles a Dios, pero lamentablemente muchas veces traicionamos nuestra promesa y le somos infieles.
La infidelidad en la iglesia cada día aumenta, así como también está aumentando la infidelidad en el matrimonio. Se cuenta de una esposa que pasa por la plaza y encuentra a su esposo con una joven besándose, al ver esta escena la esposa fueriosa le reclama diciendo:
-Esto que estás haciendo no tiene nombre,
-El esposo sonriendo responde, como que no tiene nombre, ¡yo pensé que se llamaba infidelidad!
No tiene nombre lo que pasa con los miembros de la iglesia de Cristo, lamentablemente la infidelidad al Señor se multiplica día a día.
En Jeremias 7,28 el Señor dice del pueblo de Israel “la fidelidad ha muerto” En la actualidad esta frase cobra vida en la iglesia y podríamos decir también que la “fidelidad a Dios ha muerto”
Si usted es de los que ha sido infiel, le ha fallado al Señor, hay una buena noticia, aun tiene tiempo para volver a ser fiel, ya que la misericordia de Dios no se ha terminado, su amor no se ha acabado, cada mañana se renueva “la fidelidad del Señor es grande” (Lamentaciones 3,22-23)
Muchas veces nuestras fallas se deben a que luchamos y luchamos ser fieles pero lo hacemos a nuestra manera. Para ser fieles al Señor tenemos que hacerlo a su manera.
Para ser cristianos fieles se necesita formar una sociedad con Dios, tener un compromiso con él, firmar un certificado, así como se lo hace en el matrimonio.
Un día estaban reunidos 4 amigos, uno de ellos comenta del otro diciendo:
-Lidubino de los cuatro, eres el único que aun sigues casado después de 25 años ¿Cómo lo has logrado?
-Lidubino responde: El secreto de la fidelidad a mi matrimonio se debe a que todo lo hacemos al 50%, yo pongo el 50% de mi parte y mi esposa aporta con otro 50%
-¿Cómo es eso? Preguntan los tres amigos al mismo tiempo
-Lidubino con una sonrisa les dice:
Ella cocina yo como
Ella arregla la casa yo la desordeno,
Ella trabaja yo descanso. etc.
Con Dios sucede lo mismo, nosotros queremos obrar así, hemos tergiversado la sociedad,
- El es santo (50%) yo soy pecador (50%
El es bueno yo soy malo,
Dios es fiel (50%) por tanto yo voy a ser infiel (50%)
En nuestra sociedad con Dios tiene que haber una predisposición nuestra a luchar y esforzarnos dia a dia por mantenernos fiel, nuestra oración diaria tiene que ser la del Salmo 86,11:
“Oh Señor, enséñame tu camino, para que yo lo siga fielmente. Haz que mi corazón honre tu nombre”
Pidamos en este día al Señor la gracia de poder mantener nuestras promesas, pidamos que a pesar de las tentaciones podamos mantenernos fieles al Señor.
Como administradores de su reino se nos exige que seamos fieles (1ra Corintios 4,2)
Oración: Gracias Señor por recordarme que debo ser fiel, Señor en este momento reconozco que muchas veces te he fallado, Señor te he traicionado, me he dejado seducir por la tentación del pecado y te he fallado, Señor en este momento imploro tu misericordia, te suplico me perdones todas la veces en que te traicióne, acabo de escuchar tu palabra que me dice que tu fidelidad es grande, Gracias Señor porque a pesar que te fui infiel, tu permaneciste, permaneces y seguirás siendo FIEL. Gracias Señor.
Amen
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