Uno de los factores determinantes para el éxito de las telenovelas es que todas ellas dicen MENTIRAS, que parecen VERDAD. Sin embargo hay una Telenovela que se llama “La Iglesia de Cristo” que no tiene tanto éxito como las OTRAS que dan en la televisión. ¿Por qué será? Pues simplemente por que los que Predican la Palabra de Cristo dicen LA VERDAD como si fuese una MENTIRA.
Hoy quiero hablar acerca de dos errores que cometemos los que queremos predicar y anunciar la Buena Nueva.
1.- FALTA DE PREPARACION.
Los actores de las Telenovelas, se preparan bastante tiempo, cada uno estudia, aprende y practica bien el guión. Los actores se preparan horas y horas para interpretar y encarar de la mejor manera posible su personaje.
En la Telenovela de Cristo, los actores a los que se nos ha asignado el papel de anunciar y predicar la Buena Nueva de la Salvación, resulta que no nos preocupamos por prepararnos, no gastamos tiempo en estudiar, leer y meditar la Palabra de Dios. No nos preparamos debidamente mediante la oración y sobre todo no pedimos la Luz del Espíritu Santo para que nos de la sabiduría necesaria y así poder explicar y predicar de manera sencilla eficaz. no buscamos la manera de hacer que los demás nos presten atención y peor aún no pensamos en los que nos escuchan. Los actores de telenovelas analizan el público y tratan de llamar la atención de los demás. Buscan nuevas maneras de atraer al televidente. Así también nosotros debemos prepararnos, buscar la manera de enamorar al publico. Busquemos y estudiemos cómo vive la gente, qué le gusta hacer o escuchar. Un servidor del Señor debe conocer a fondo con quienes esta tratando, y de qué manera lograr ser escuchado.
2.- HABLAR Y HABLAR.
En mi experiencia como oyente, en la iglesia y en los diferentes grupos de oración, he visto a más de un hermano que cuando le hacen participar sea de una reflexión o de una oración, o le dan la oportunidad de dar testimonio, o predicar, ellos se adueñan del púlpito. Toman el micrófono y empiezan a hablar, hablar, hablar y no paran nunca y mientras ellos lo hacen, el auditorio empieza a cerrar los ojos, comienza a dormirse.
En un pueblo, el domingo en la iglesia un sacerdote estaba por celebrar la Eucaristía. Ese día llovía y hacia mucho frió. Sólo había una persona en la iglesia. Llega la hora de la misa y el padrecito no empezaba la celebración, al contrario se aprestaba a cerrar el templo, no sin antes decirle al feligrés: -Vaya a casa buen hombre hoy no habrá misa. -El feligrés asombrado le responde sabiamente: - En mi casa tengo una sola oveja y no por que sólo sea una dejo de alimentarla. - El sacerdote se da cuenta y le dice:- ¿o sea que usted aunque sea el único en la iglesia quiere que haya misa y sobretodo escucharme predicar la palabra de Dios?- ¡por supuesto! Tengo que alimentarme espiritualmente. Y el sacerdote empieza la misa lee la primera y la segunda lectura, el Evangelio y luego viene la Homilía. el padre se emociona y empieza a hablar , pasó quince, 30 minutos y el sacerdote seguía predicando, pasó una hora y seguía . Dos horas transcurrieron y concluye su sermón. Al final de la misa el padrecito le pregunta al feligrés:- ¿qué le pareció la prédica? -El feligrés nuevamente con mucha sabiduría le responde: - En mi granja tengo una oveja que debo alimentar, pero no le doy en un día el alimento de todo un mes.
Cuánto debemos aprender de esta anécdota, cuando se nos presente la oportunidad de hablar de Cristo, de ninguna manera debemos de hablar y hablar minutos, horas, tratando de hacer que los demás nos escuchen, no debemos dar a los hermanos el alimento espiritual de todo un mes en un solo día. Nadie esta capacitado para escucharnos hablar mucho tiempo, peor aún si no estamos bien preparados y lo que decimos es monótono, lento y falto de motivación.
La iglesia de Cristo necesita actores, Jesús necesita trabajadores, servidores, que dediquen horas y horas en prepararse. Requiere que días y días busquen nuevas maneras de presentar a los demás el plan de Salvación, una manera diferente, atractiva, que las personas al escucharnos queden motivados y enamorados del Rey Jesús.
La iglesia también necesita que todas aquellas personas que hablan y tienen la delicadeza y el cuidado de controlarse y darse cuenta de que hay un tiempo límite. No podemos alimentar espiritualmente a los hermanos con el alimento de todo el mes en un solo día.
Todos los días pidamos la luz del Espíritu Santo para que nos regale el don de la Sabiduría para esforzarnos y tener una súper preparación y así ser actores que hablan de manera impactante, sencilla, y eficaz. Pidamos en este día la gracia de Proclamar la VERDAD de la salvación, convincentemente, con mucha motivación y sobre todo con mucho amor y PASIÓN.
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