En el vecindario “La Esperanza” vivía Lidubino, el cual adquirió
un mal habito, que consistía en echar la basura en la casa del vecino, todos
los días Lidubino se daba modos para echar basura en la casa de al lado, el
propietario de la casa afectada, después de unos días se dio cuenta de que algo raro estaba
pasando en su casa, pues esa basura no era la suya. Un día descubre a Lidubino precisamente con
las manos en la basura echándola en su casa, al descubrirlo enojado le
advierte:
-“No voy a permitir que vuelva a ocurrir este suceso”, “se
lo advierto Lidubino, si vuelvo a encontrarlo echando basura a mi casa, voy a
dar parte a la policía, le repito que si vuelve a suceder voy a dar
parte a la policía”.
Lidubino al escuchar esto sonriendo dice: “Mire vecino a mí
no me interesa si Ud. da parte a la policía, o si le da toda la basura a la policía…
Pasaron días, pasaron semanas, pasaron meses, pasaron…y
tristemente hemos acumulamos basura en nuestra alma, los pecados cometidos son
como la basura que se va acumulando. ¿Usted tiene basura acumulada en su vida? ¿Cuántos
pecados acumulados tiene en su alma? ¿Qué
tipo de basura, que tipos de pecado se han acumulado en su corazón?
Este tiempo que vivimos es un tiempo de gracia y
misericordia, para deshacernos de todos nuestros pecados, es una oportunidad vital
para echar esta basura. Hay que
arrepentirse, hay que confesar nuestros pecados, con suma urgencia busquemos un
sacerdote y confesemos nuestros pecados.
Dios está esperando que vamos a dejarle toda la basura de
nuestra vida, El está esperando que nos
acerquemos a Él y con confianza le entreguemos todos nuestros pecados, no
cometamos el error de darle solo parte de la basura, solo algunos pecados, El
Señor está esperándonos para que dejemos a los pies de la cruz, toda toda la
basura de nuestros pecados.
Que buena noticia mis amigos, si tenemos muchos pecados,
podemos dejarlos todos ellos en la Cruz.
Cristo murió en la cruz, Cristo sufrió padeció y derramo
su sangre, para eso, para destruir toda
la basura del pecado, la sangre de Cristo derramada en la cruz puede limpiar y
destruir nuestra basura del pecado.
Conocedores de esta buena noticia, aprisa y arrepentidos acudamos con confianza al trono de gracia y misericordia (Hebreos
4,16) y dejemos ahí todo el pecado que
nos estorba.
“Si
el malvado se aparta de todos los pecados cometidos, se dedica a observar todos
mis mandamientos y se comporta de acuerdo al derecho y a la justicia, vivirá y
no morirá; se echarán al olvido todos los crímenes que cometió y, debido a la
justicia que haya practicado, vivirá. ¿Creen ustedes que me gusta la muerte del
malvado? dice Yavé. Lo que me agrada es que renuncie a su mal comportamiento y
así viva”. Ezequiel 18, 21-24
Oración: Señor en este momento reconozco que soy un
pecador, Señor he acumulado mucha basura en mi mente y en mi corazón, esto me
hace sufrir, hoy Señor me arrepiento de todas mis faltas, hoy Señor te confieso
todos mis pecados, Señor me acerco a ti para que me ayudes, me acerco a la
Cruz, necesito que tu sangre derramada en la cruz, destruya y deshaga toda la
basura del pecado acumulado, Gracias Señor por morir por mis pecados Gracias
Señor por esta oportunidad que me das de limpiar mi corazón, Gracias mi
redentor, Gracias mi Salvador.
Amen
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