San Mateo 5,13-16. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen todos alaben a su Padre que esta en el cielo.
Leyendo y meditando esta palabra, me pregunté a mi mismo:- ¿cuántas veces además de esconderme de Dios, escondí, y tape su luz y su gracia, con mis pecados? Cuántas veces a lo largo de mi vida me hice el sordo a este llamado del Señor de que soy “La luz del mundo” y por ello tengo que procurar hacer que esta luz, de la bondad, luz de la alegría, luz de esperanza, luz de fe, luz de amor, brille y guié a los demás.
Puede ser que no solo sea yo el único que esconde la Luz y la gracia de Dios, Quizás más de uno en este momento también reconozca y diga que ha escondido, la luz. Muchos de nosotros en vez de alumbrar a los demás, somos piedras de tropiezo, En vez de guiar a los otros, hacemos que sigan nuestro camino sin Luz. Cuántas veces como padre de familia, hemos dado mal ejemplo a nuestros hijos. Como esposo (a) mi deber era el de transmitir confianza, ternura, amor y en vez de ello he causado odio, rencor y división.
Como miembros de la iglesia de Cristo nuestra labor es transmitir Luz, pero nosotros mayormente apagamos esta luz con las obras del mal, nos hacemos miembros de las tinieblas y la oscuridad. Quizás a muchos de nosotros nos gusta esconder la luz y la gracia de Dios.
Muchos actuamos como aquellos niños que luego de recibir su primera comunión en la iglesia, regresan a su casa con sus padres. Así como Tavito y Tavita que eran niños que recibieron la primera comunión. Ambos como recuerdo llevaban una vela y una hermosa imagen de Jesucristo.
Ya en casa, Tavita entra al cuarto de Tavito y lo encuentra de rodillas bajo la cama y dice a su hermanito:- Tavito qué estás haciendo? El niño responde- estoy escondiendo la vela y la imagen de Jesús bajo la cama. Luego de la primera comunión ya no los necesito. Tavita molesta le explica a su hermanito que no debe esconder la vela y la imagen de Jesús bajo la cama. Tavito confundido pregunta:- ¿Y qué se supone que debo hacer con la vela y la imagen de Jesús? La niña inocente y llena de emoción responde: -La vela y la imagen tenemos que esconderla dentro de nuestro corazón, para que desde ahí alumbre y muestre la imagen de Jesucristo el Salvador del mundo”
Que bello y fantástico mis hermanos. Ustedes y yo también debemos esconder la vela, la luz del mundo dentro de nuestro corazón, pues si nuestro corazón está lleno de luz, si nuestro corazón irradia amor, luz de la fe, luz de la esperanza, llevaremos en nuestra vida a Jesús. Esta luz divina, Iluminará a los demás, además su palabra así lo indica, en el versículo 16 del capitulo cinco de San Mateo. “Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen todos alaben a su Padre que esta en el cielo.
Todos los días escondamos a Jesús y sus enseñanzas en nuestro corazón y así convertirnos también nosotros en LA LUZ DEL MUNDO y ser LAMPARAS VIVAS que alumbran y guían a los demás por el camino que lleva a la LUZ ETERNA.
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