San Mateo 6,31-33 “Así que no se preocupen preguntándose: ¿Qué vamos a comer? o ¿Qué vamos a beber? o ¿Con qué vamos a vestirnos? Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios y recibirán también todas estas cosas.
En Bolivia existen dos peregrinaciones masivas, en las que los devotos de la Virgen Maria hacen el esfuerzo físico caminando varios kilómetros. Miles y miles de fieles cada año visitan los santuarios de la “Virgen de Cotoca” en Santa Cruz y el santuario de la “Virgen de Urkupiña” en la ciudad de Cochabamba
En muchas partes del mundo se realizan romerías y peregrinaciones en las que los feligreses asisten para cumplir votos o promesas religiosas hechas a Dios a la virgen o a un Santo. Normalmente asistimos a estas peregrinaciones para pedir algo, por lo general un favor material. También se pide por salud y por regalos espirituales. Vamos con la esperanza de que Dios o la virgen vayan a escuchar nuestras peticiones .Me identifico mucho con la historia de Pompilio, un fiel devoto de la “Virgen”.
Pompilio realizó el peregrinaje al santuario de la “Virgen de Urkupiña” pidiendo a Dios para que le regale una casa, un auto, y dinero en abundancia. Pasó un año y Pompilio, seguía viviendo en alquiler sin tener la casa solicitada, ni el auto, peor aun, el dinero le era cada vez más escaso.
Al año siguiente nuevamente Pompilio visita el santuario pidiendo a Dios por las mismas intenciones: una casa, un auto y 7.000 dólares. Luego de la peregrinación su vida seguía igual. Pompilio empezaba a preocuparse y angustiarse, y pensaba: -¿Qué estará sucediendo? ¿Se habrá vuelto sordo Dios que no escucha mis peticiones?
El tercer año de peregrinación Pompilio se dirige al santuario con un plan y dice antes de partir:- Este año Dios, tendrá que concederme mis peticiones, o lo hace a las buenas o las tendrá que hacer por las malas. (Parece que vio la película El secuestro).
Llega al Santuario se dirige al lugar donde estaba la imagen de la virgen, toma la precaución de que nadie lo esté observando y con agilidad de una gacela, toma la imagen de la virgen, la esconde en una bolsa y sale corriendo del santuario. Ya en su casa, Pompilio dirigiéndose a un crucifijo que tenía colgado en la pared y exclama: -Señor nuevamente te pido por una casa, un auto y 7.000 dólares, tienes 72 horas para concederme mis peticiones, por que si no como ya tú sabrás, tengo secuestrada a tu madre. Si no concedes mis peticiones, nunca más vuelves a ver a tu madre.
En la realidad a nosotros también nos pasa, queremos que Dios escuche nuestras peticiones por el simple hecho de caminar largos kilómetros. Hacemos muchos sacrificios, queremos que Dios se someta a nuestros caprichos. Queremos que Dios piense siempre en nuestros intereses. Y peor que eso nosotros pedimos y pedimos pero seguimos viviendo en el pecado. Continuamos con una vida llena de maldad, una vida mezquina para con el prójimo. Muy claro dice el Señor en su palabra,- aprendan que quiero Misericordia y no Sacrificios. (Mt 9,13)
Si está buscando el milagro de Dios, si necesita de una bendición, por que antes de buscar sus propios intereses, intenta busca los intereses de Dios. Busque el Reino de Dios primero y lo demás vendrá por añadidura (Mt 6,33)
Con todo lo que les he mencionado no quiero decir que es malo hacer votos, promesas, y peregrinaciones. Todo eso esta muy bien, pero lo que esta mal, es que usted sólo asista a la iglesia para pedir dinero y cosas materiales. Dios quiere de usted no sacrificios externos, a Él le interesa más su corazón, quiere ocupar un lugar muy especial en su vida. Dios quiere darle todo lo mejor, pero para ello, hay que Buscar primero la Gloria de Dios. Sólo con riquezas materiales, se sentirá defraudado. Pero, Si busca primero el Reino de Dios y su justicia, es promesa de nuestro creador que todo lo demás, casas, autos, dinero, salud, y todas las bendiciones vendrán por añadidura. ¡Alabado sea Dios!
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