“Viajar” es un verbo que
nos gusta poner en práctica cuando se trata de tomarse unas vacaciones.
Se cuenta que Lidubino cansado de trabajar, decide tomarse
unas merecidas vacaciones, para ello planea viajar fuera del país. Toma el teléfono y
marca el número de la agencia de viajes, pero al hacerlo se equivoca y marca el
número telefónico de una funeraria:
Emocionado el futuro viajero, al escuchar la voz del otro
lado dice:
-¡Quiero 2 pasajes a México,
un pasaje de ida y otro de
vuelta…
La voz del otro lado de la línea asombrada por el requerimiento dice:
Señor, nosotros preparamos viajes solo de ida, nosotros somos expertos en proyectar viajes
pero sin retorno…Ud. ha llamado a una funeraria…
Más temprano que tarde o más tarde que temprano todos
nosotros tenemos que realizar un viaje especial. Nuestro corazón dejara de latir, la muerte llegara con el pasaje en mano para
llevarnos de viaje fuera de nuestro cuerpo mortal. En un abrir y cerrar de ojos estaremos
viajando. ¿Cuál es el destino de nuestro
viaje?
En primera instancia tenemos que hacer una escala en un
lugar que se llama el tribunal de Cristo
(2da Corintios 5,10) Todos tenemos que
pasar por este tribunal para ser juzgados por nuestras acciones y
comportamiento en la tierra. Luego
vienen tres probables destinos de nuestro viaje: Purgatorio, Paraíso o
Infierno.
Quizás te sientas un poco atemorizado por pensar y recordar
que este viaje es inevitable. Pero si estás
leyendo este mensaje hay una buena noticia para ti: Aun tienes tiempo para prepararte adecuadamente para
este viaje.
¿Qué hacer mientras nos llega el pasaje a la eternidad?
La respuesta la encontramos en la palabra de 4 letras que
contienen los cielos y la tierra: AMOR
Hay
que Amar a Dios por sobre todas las cosas. Y Amar a nuestro prójimo (Mateo
22,37-39)
Según nuestros talentos, de acuerdo a nuestros bienes, según
nuestra profesión u oficio ayudemos a
los demás, y sobre todo nunca dejemos de
recordar y advertir a todos los que podamos que se preparen para este: VIAJE
ESPECIAL.
Oración: Señor gracias por recordarme que algún día moriré, Señor perdóname si he perdido el tiempo,
perdóname por todos mis pecados y mis malas acciones, Señor ayúdame a prepararme todos los días
para este viaje, Señor no permitas que
la muerte me encuentre alejado de ti. Ten misericordia de mí, y cuando me
llegue la hora de morir, te imploro y suplico que no me sueltes nunca de tu
mano. Llévame y guíame a la tierra prometida.
¡Gracias Señor! Amen
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