Rafael Nadal el famoso tenista días
antes de hacer historia y de ganar el título número 12 de Roland Garros dijo en
una entrevista: que solo cambiaria sus once trofeos del Roland Garros por “La
posibilidad de no morir” “Yo y la gente que quiero” ….
El ser humano, ama tanto la vida que está
dispuesto a dar cualquier cosa por la posibilidad de no morir. Me llamo mucho
la atención cuando Nadal dijo que: “Cambiaba sus 11 trofeos” por la posibilidad
de no morir…
En este momento quizás tú te
preguntas y yo: ¿Qué puedo hacer para no morir? ¿Qué trofeo puedo entregar a
cambio de mi vida? - Tu y yo no tenemos trofeos ganados en el tenis, pero la
buena noticia es que, si tenemos un gran trofeo de gran valor, ¿Sabes cuál es
este trofeo valioso? Este es TU CORAZON. Y este si lo puedes entregar a cambio
de no morir jamás.
Si entregas tu corazón al dueño de la
vida
Si entregas tu corazón al que venció
a la muerte
Si entregas tu corazón al único que
tiene palabras de vida eterna (Jn 6,68)
Si entregaras tu corazón al que tiene
todo el poder en el cielo y en la tierra (Mt 28,18)
Si le entregas tu corazón a Jesucristo
el Alfa y Omega. El principio y el Fin (Ap. 21,6)
Si le entregas tu corazón a
Jesucristo, el mismo de ayer, hoy y siempre (hebreos 13,8)
Si estás dispuesto a entregar tu corazón y
vida a Cristo, Él te dará lo que más ansias; “Vida en abundancia y Vida Eterna”
En esta vida puedes alcanzar muchos
logros y hazañas
En la vida puedes obtener mucho
dinero y cosas materiales
Pero nada ningún tesoro obtenido te dará
la posibilidad de no morir
Algún día ricos y pobres moriremos
Algún día campeones y no campeones
dejaremos de existir
Por ello lo más importante de esta
“Competencia de la vida” es entregarle nuestro trofeo más valioso, entregarle
nuestro corazón al que tiene poder para resucitarnos de la muerte.
Oración:
Señor hoy te entrego mi vida
Señor hoy te entrego lo más valioso
que me regalaste
Señor hoy te entrego mi corazón
Señor a partir de hoy te reconozco
como mi Rey, mi Señor y mi Salvador
Señor creo y tengo fe que, aunque
muera algún día, tú me resucitaras en el día del Juicio Final.
Amen
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