En un día de tormenta, Lidubino pasaba por la iglesia y decide entrar solo
para refugiarse de la tormenta. En la iglesia el padrecito decía en su homilía:
“Ustedes tienen que elegir donde pasaran la eternidad. Pónganse de pie todos
los que quieran ir al cielo”. Todos se ponen de pie menos Lidubino. El
padrecito entonces se dirige a él y le pregunta: “Se puede saber dónde quieres
ir tú, si no quieres ir al cielo que te que quédate ahí sentado”. Lidubino entonces sonriendo dice en voz alta:
Yo no quiero ir a ninguna parte padrecito, con la tremenda tormenta que hay
afuera yo prefiero quedarme aquí, no voy a ningún lado con semejante tormenta y
temporal…
Cuando llegan las tormentas espirituales a nuestra vida,
En momentos en que llegan tremendos problemas y dificultades
Cuando aparece la tormenta del dolor y sufrimiento,
Cuando arriba a nuestra vida la tormenta de la tristeza y soledad
Llega también la tormenta del fracaso y derrota
También hace su arribo a nuestra vida la tormenta de la depresión
NI que decir de la terrible tormenta de una ruptura y fracaso matrimonial
En fin, mis hermanos en la fe, “Las tormentas espirituales” son inevitables
en el trayecto hacia la tierra prometida. Por tanto, cuando estas lleguen
TENEMOS QUE MOVERNOS, no debemos quedarnos quietos, no debemos quedarnos en el
mismo lugar, es decir hay que poner en practica la palabra ACCION. En momentos
de tormentas lo que más tenemos que hacer es movernos, es más si Dios permite
las tormentas en nuestra vida es para que podamos ir hacia Él. Para que podamos
movernos:
En dirección de la oración
En dirección de la iglesia
En ruta a la lectura de la biblia
En marcha hacia un cambio de vida
Sea cual fuere la tormenta que estas atravesando no te quedes quieto,
aprovecha para que esta tormenta espiritual te lleve a navegar por los mares de
la gracia infinita de Dios.
“CON DIOS DE TU PARTE TE CONVERTIRAS EN UN CAZADOR DE TORMENTAS” Amen
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